Realizar ejercicio físico de manera habitual es fundamental en todas las etapas de la vida, y aunque son reconocidos los efectos positivos de las actividades aeróbicas, también te mostramos los increíbles beneficios del entrenamiento de fuerza, especialmente a partir de los 60 años.
Entrenar con pesas, clave para conservar un cuerpo funcional
Aunque el ejercicio de tipo aeróbico siempre ha gozado de mejor fama que el entrenamiento de fuerza, y durante mucho tiempo se creía que únicamente correr, nadar o andar en bicicleta podía ponernos en forma; en la actualidad se sabe que el entrenamiento de fuerza o el trabajo muscular, ya sea con pesas, con máquinas o incluso con nuestro propio peso corporal, resulta muy beneficioso.
En este sentido, el entrenamiento de fuerza se puede adaptar a cualquier tipo de persona y eliminando los estereotipos que indican que únicamente el trabajo con pesas es para hombres o para ganar fuerza, podemos obtener muchas ventajas de su práctica, especialmente a medida que envejecemos.
El entrenamiento de fuerza no sólo nos permite ganar fuerza muscular, sino también potencia, que se necesita para actividades cotidianas como levantarse de una silla, sentarse o subir y bajar escaleras.
Por esta razón, trabajar nuestros músculos puede ayudar a mantener la autonomía y la funcionalidad general de nuestro cuerpo a medida que envejecemos, siendo incluso de mayor importancia que el trabajo aeróbico o cardiovascular.
Si bien una combinación de ambos tipos de entrenamiento sería lo ideal, el entrenamiento de fuerza también es un enfoque seguro y eficaz para mejorar la salud cardiovascular en adultos con o sin enfermedades cardiovasculares previas, según lo declarado por la Asociación Americana del Corazón.
Por otro lado, el entrenamiento de fuerza puede ser muy variado y con el mismo podemos satisfacer las capacidades de cada uno y conservar la funcionalidad mientras mejoramos calidad de vida.
De hecho hay estudios que han demostrado que la fuerza de agarre se asocia positivamente con la calidad de vida y longevidad, siendo también un signo visible de buena salud. Es por eso que trabajar la fuerza resulta esencial para conservar nuestros músculos en condiciones, especialmente si tenemos más de 60 años.
Caminar o trotar no lo es todo, y si bien movernos de manera cotidiana puede ayudar en gran medida, aún más importante es mantener nuestra masa magra, evitar la atrofia muscular y conservar cierto nivel de fuerza y potencia de manera tal de poder preservar la autonomía, limitar la discapacidad y favorecer la funcionalidad a medida que envejecemos.
Por todo esto, el entrenamiento muscular es increíblemente beneficioso, pero especialmente recomendado después de los 60 años.
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