Ejercicio físico y hambre: así afecta el deporte a tus niveles de apetito

Ejercicio físico y hambre: así afecta el deporte a tus niveles de apetito

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El hambre es un proceso fisiológico complejo que está profundamente arraigado en nosotros. En la cultura de las dietas suele verse como un impulso indeseable que mina nuestra voluntad y que en definitiva nos hace fracasar a la hora de perder peso.

Pero el hambre no debe verse como algo malo sino como un proceso fisiológico natural que está diseñado para hacernos sobrevivir e impulsarnos a buscar alimento. Otra cosa es que hoy en día debido a la tecnología de los alimentos nos cueste diferenciar entre hambre fisiológica y emocional, pero ese es otro tema.

Otro tema también es que abundan múltiples dietas por el mundo que buscan la práctica inanición temporal para hacernos perder peso y cuyo éxito se basa única y exclusivamente en nuestra fuerza de voluntad a la hora de lidiar contra el hambre.

Sea como fuere, en este artículo queremos darte una imagen más benévola del hambre y no tan tóxica. Te explicamos qué es el hambre y por qué aumenta cuando practicamos ejercicio físico.

¿Qué es el hambre?

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El hambre es un impulso incontrolable e innato que nos empuja a buscar e ingerir alimento. Puede que hace algunos milenios jugara un papel mucho más importante en esta labor de mantenernos con vida pero eso no significa que hoy en día no siga jugando un papel, sobre todo cuando le echamos pulsos al cuerpo a la hora de perder peso.

El hambre forma parte de un complejo circuito bioquímico que relaciona mediante hormonas y neurotransmisores zonas del cerebro asociadas a sentimientos de placer y recompensa con zonas de nuestro aparato digestivo.

Pero esto no es todo puesto que un factor muy importante a la hora de sentir hambre es algo tan simple como sufrir una bajada de la glucemia sanguínea, es decir, del azúcar en sangre. Este descenso del azúcar en sangre enseguida provoca una respuesta de nuestro hipotálamo y se inician mecanismos que nos empujan a comer. 

Por otra parte, sustancias como los ácidos grasos o la serotonina pueden provocar sensaciones contrarias, es decir, de saciedad. 

¿Por qué el ejercicio aumenta nuestro apetito?

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Como hemos comentado, el hambre forma parte de un complejo proceso fisiológico que puede ponerse en marcha a través de diferentes estímulos. Uno de ellos es el descenso de la glucemia sanguínea aunque otro puede ser el descenso parcial de nuestro glucógeno muscular o incluso la beta-oxidación de ácidos grasos, es decir, el proceso a través del cual "quemamos" grasa para obtener energía.

Esta pérdida de energía parcial o total es, a ojos de nuestro cuerpo, razón suficiente para iniciar los mecanismos que provocan el hambre. Puede que te parezca que hoy en día nuestro cuerpo es un dramas pero es que hace un puñado de siglos el mantenerse alimentado podía ser un caso de vida o muerte si tenías la mala suerte de que el invierno se te echara encima, tu señor no te pagase o el clima no hubiera dejado buenas cosechas.

Si comparamos entrenamiento de fuerza y entrenamiento cardiovascular, este último parece influir más significativamente en el hambre. Es lógico puesto que el gasto calórico es mucho mayor, por unidad de tiempo, en actividades cardiovasculares.

No obstante, hay que decir que sí, que es cierto que en términos generales el ejercicio da hambre debido a hormonas como la grelina que se segregan al hacer deporte pero es que también se segregan otras como el péptido YY que provoca el efecto contrario, es decir, de saciedad. 

Lo que nos tiene que quedar claro es que el tema es complejo y que en lo que se refiere al ejercicio físico, la gestión que nuestro cuerpo hace es eficiente y a largo plazo acaba siendo positiva, es decir, nos ayuda a normalizar nuestro control del hambre. 


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Imágenes | iStock, Unsplash

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